Salmo del Día

Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.

Salmo de Hoy

¡Cuán bueno, Señor , es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;

proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche,

al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio!

Tú, Señor , me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.

Oh Señor , ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos!

Los insensatos no lo saben, los necios no lo entienden:

aunque broten como hierba los impíos, y florezcan todos los malhechores, para siempre serán destruidos.

Solo tú, Señor , serás exaltado para siempre.

Ciertamente tus enemigos, Señor , ciertamente tus enemigos perecerán; ¡dispersados por todas partes serán todos los malhechores!

Me has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume.

Me has hecho ver la caída de mis adversarios y oír la derrota de mis malvados enemigos.

Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen.

Plantados en la casa del Señor , florecen en los atrios de nuestro Dios.

Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos,

para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia».

Salmo 92

Salmo de Ayer

Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo,

tanto débiles como poderosos, lo mismo los ricos que los pobres.

Mi boca hablará con sabiduría; mi corazón se expresará con inteligencia.

Inclinaré mi oído a los proverbios; propondré mi enigma al son del arpa.

¿Por qué he de temer en tiempos de desgracia, cuando me rodeen inicuos detractores?

¿Temeré a los que confían en sus riquezas y se jactan de sus muchas posesiones?

Nadie puede salvar a nadie, ni pagarle a Dios rescate por la vida.

Tal rescate es muy costoso; ningún pago es suficiente.

Nadie vive para siempre sin llegar a ver la fosa.

Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual, y que sus riquezas se quedan para otros.

Aunque tuvieron tierras a su nombre, sus tumbas serán su hogar eterno, su morada por todas las generaciones.

A pesar de sus riquezas, no perduran los mortales; al igual que las bestias, perecen.

Tal es el destino de los que confían en sí mismos; el final de los que se envanecen. Selah

Como ovejas, están destinados al sepulcro; hacia allá los conduce la muerte. Sus cuerpos se pudrirán en el sepulcro, lejos de sus mansiones suntuosas. Por la mañana los justos prevalecerán sobre ellos.

Pero Dios me rescatará de las garras del sepulcro y con él me llevará. Selah

No te asombre ver que alguien se enriquezca y aumente el esplendor de su casa,

porque al morir no se llevará nada, ni con él descenderá su esplendor.

Aunque en vida se considere dichoso, y la gente lo elogie por sus logros,

irá a reunirse con sus ancestros, sin que vuelva jamás a ver la luz.

A pesar de sus riquezas, no perduran los mortales; al igual que las bestias, perecen.

Salmo 49

Salmo de Anteayer

Bendito sea el Señor , mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla.

Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.

Señor , ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses?

Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra.

Abre tus cielos, Señor , y desciende; toca los montes y haz que echen humo.

Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada.

Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña.

Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.

Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo; con el arpa de diez cuerdas te cantaré salmos.

Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada.

Ponme a salvo, líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.

Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.

Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos.

Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles.

¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor !

Salmo 144