Palabra del Día
Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.
Palabra de Hoy
Recibe el descanso de Dios en tu vida
Incluso los guerreros más fuertes necesitan descansar. Muchas veces complicamos nuestra situación porque no aprendemos a detenernos para recuperar fuerzas.
El descanso es una de las observaciones bíblicas más descuidadas por el pueblo de Dios. Él mismo, aunque no lo necesitaba, nos dio el ejemplo y descansó el séptimo día de la creación. El Señor sabe que necesitamos descanso físico, emocional y espiritual. Por eso nos ordenó guardar este tiempo para que podamos vivir con todo nuestro potencial, sin ansiedad, estrés ni prisas.
Guarda silencio ante el Señor, y espera en él;
no te alteres por los que prosperan en su camino,
ni por los que practican la maldad.
(Salmo 37:7)
Piensa en esto: no necesitas trabajar compulsivamente, ni estar ocioso. Aprendamos a trabajar vigorosamente, pero también a descansar adecuadamente, tal como aprendimos de nuestro Padre celestial. Separa un momento de tu día para descansar tu corazón y tu mente en Dios. Silencia todas las voces, ruidos e imágenes externos.
Asegúrate de tener un día de descanso en tu semana, ya sea sábado o domingo, y disfruta de este tiempo en la presencia de Dios, tu familia y la Iglesia. Recuerda que el verdadero descanso está en Dios.
Confía, entrega tu vida al Señor y cree que él te ayudará a encontrar alivio en medio de los desafíos cotidianos.
Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.
(Éxodo 33:14)
¿Luchas cada día porque no tienes tiempo para descansar? Aprende a descansar en el Señor.
Palabra de Ayer
Hoy puede suceder algo maravilloso
¡Hoy no es un día como otro cualquiera! Dios puede hacer algo extraordinario en tu vida hoy, créelo. Llena tu corazón con esa esperanza. Si anhelas días mejores, ora, pídele a Dios que sea él quien dirija tu día.
Lee la Palabra de Dios, llena tu corazón de esperanza y fe. ¡Hoy puede ocurrir algo maravilloso, créelo!
Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
(Romanos 15:13)
En este versículo inspirador, Pablo nos recuerda la naturaleza generosa de Dios, quien es el Dios de esperanza. Él desea inundar nuestros corazones de alegría y paz, fortaleciendo nuestra fe para enfrentar los desafíos de la vida. Cuando confiamos en Dios y nos rendimos a él, tenemos el poder para vivir con esperanza, incluso en las circunstancias más difíciles.
El gozo y la paz que Dios nos da no dependen de situaciones externas, sino de nuestra relación con él. Esta confianza nos permite desbordar de esperanza, no solo para nuestro propio beneficio, sino también para compartir con quienes nos rodean. La esperanza que viene de Dios es un regalo que podemos ofrecer a los demás, mostrándoles el amor y la gracia del Padre.
El Espíritu Santo es el agente transformador que nos ayuda a experimentar esta plenitud de esperanza. Así, podemos acudir a Dios con confianza, permitiéndole llenar nuestros corazones con el gozo, la paz y la esperanza que solo él puede proporcionarnos. Que nuestras vidas sean un testimonio del poder de la esperanza que encontramos en Cristo.
Lecturas sugeridas:
Palabra de Anteayer
Cosas grandes y ocultas
Leer el versículo de Jeremías 33:3 nos lleva a una profunda reflexión sobre la maravillosa promesa de Dios con respecto a nuestra comunión con él.
Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.
(Jeremías 33:3)
Estas palabras nos invitan a clamar al Señor, a buscar su presencia y, en respuesta, él promete revelarnos cosas grandes y ocultas.
Esta promesa nos revela la generosidad de nuestro Dios. Él no solo nos escucha cuando clamamos, sino que quiere compartir con nosotros conocimiento y entendimiento que superan nuestra capacidad humana. Él anhela envolvernos en su sabiduría y revelarnos sus misterios.
Es importante resaltar que esta comunión íntima con Dios requiere un esfuerzo de nuestra parte. Debemos humillarnos, clamar y buscar su presencia con todo nuestro corazón. Cuando hacemos esto, abrimos la puerta a una transformación genuina en nuestras vidas.
A medida que recibimos estas «cosas grandes y ocultas», somos confrontados con la magnitud del poder y el amor de Dios. Su revelación nos lleva a un conocimiento más profundo de su carácter, sus planes y propósitos.
Por lo tanto, clamemos al Señor con fervor y perseverancia, sabiendo que él es fiel en cumplir sus promesas. Él anhela revelarnos cosas grandes y ocultas que transformarán la forma en que pensamos y actuamos. ¡Clama a él!