Palabra del Día
Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.
Palabra de Hoy
¡Señor, no me gusta sufrir!
A nadie le gusta sufrir, esa es una realidad sobre la naturaleza del ser humano. Nos gusta tener salud, todas las necesidades suplidas y estar rodeados por gente que nos ama y nos mima. Pero la realidad es que, las enfermedades llegan, los problemas económicos tocan a nuestra puerta, y la gente nos defrauda. En resumen, ¡sufrimos!
¿Cuál es mi actitud ante el sufrimiento? ¿Me quejo, lloro y me deprimo? ¿O llevo mi dolor y mis peticiones ante Dios, para esperar en él sabiendo que él obrará y me sostendrá? Puede que las cosas no mejoren de inmediato. Puede que nunca reciba lo que anhelo. Pero mi actitud de fe y confianza en Dios me ayudará a enfrentar el sufrimiento con entereza y a vivir cada día firme en la certeza de que el final de la historia, es victoria eterna.
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo.
(Salmo 55:22)
Entrégale al Señor tus cargas y apóyate en sus brazos fuertes y llenos de amor. Él te sustentará y te ayudará a seguir adelante firme en él.
Les he hablado de estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor; yo he vencido al mundo!
(Juan 16:33)
¡Jesús ya venció! No hay sufrimiento, enfermedad o dolor que tengan más poder que él. Confía en Dios, confía en su amor, y recuerda siempre que, con él, todas las cosas tienen un final eterno feliz.
¡Fortalécete hoy!
Palabra de Ayer
Adora a Dios con tus alabanzas
Vengan, cantemos con júbilo al Señor;
aclamemos a la roca de nuestra salvación.
Lleguemos ante él con acción de gracias,
aclamémoslo con cánticos.
Porque el Señor es el gran Dios,
el gran Rey sobre todos los dioses.
(Salmo 95:1-3)
Cuando adoramos a Dios le rendimos culto, mostrando nuestra reverencia, nuestro amor y dedicación a él. Un corazón lleno de adoración al Padre es un corazón feliz porque sabe por quién vive y con quién estará por la eternidad. Nadie más merece nuestra adoración o nuestra alabanza, solo el Dios todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores.
¡Adora hoy a Dios, reconoce su grandeza y su amor con alabanzas que broten de lo profundo de tu corazón!
Te exaltaré, mi Dios y Rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
Todos los días te bendeciré;
por siempre alabaré tu nombre.
Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;
su grandeza es insondable.
(Salmo 145:1-3)
No permitas que pase un solo día sin que tomes un momento para reconocer la grandeza, el amor y la gracia de Dios sobre ti. Aparta un tiempo para meditar sobre las bondades de Dios en tu vida y para levantar oraciones de gratitud, alabanza y adoración a aquel que te ama más que nadie y dio su vida por amor a ti. ¡Adora a Dios con todo tu ser!
Él es grande y digno de recibir toda alabanza y adoración.
Recibe inspiración y alaba a Dios:
Palabra de Anteayer
Ve en paz
¡Sigue tu día en paz! No importa lo que haya sucedido hasta ahora, si te pisaron el callo del pie, o si se te cayó el helado al suelo, si hablaron mal de ti o contra ti, si no salió bien la entrevista de empleo: ¡ve en paz!
Si tienes a Cristo en tu corazón, puedes entregar todas tus preocupaciones, tristezas y malestares a Dios. Él escucha tus oraciones y tus quejas cuando los necesitas.
No guardes resentimientos ni te amargues por las cosas negativas que te hayan sucedido. Corrige tus emociones, pensamientos y actitudes amargas. Clama hasta que tu corazón se llene de la paz que viene de arriba.
Entrega todo al Señor y busca expresar el mismo sentimiento que hubo en Cristo Jesús: amor, humildad, mansedumbre, bondad, empatía, renuncia, perdón.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:7)
Cuando nos dirigimos al Padre y le entregamos nuestras dificultades y conflictos, él nos concede su paz que nos protege del mal. A pesar de las dificultades cotidianas, de las frustraciones e incluso de las decepciones de la vida, sigue adelante. Con Dios tendrás paz en todo momento. Vive en la santa paz de Cristo.
Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.
(2 Tesalonicenses 3:16)