Palabra del Día

Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.

Palabra de Hoy

El amor de Dios por ti no se terminará jamás

Alabad a Jehová, porque él es bueno,
Porque para siempre es su misericordia.
(Salmo 136:1)

¿Has reflexionado alguna vez sobre lo que significa que algo dure para siempre? La idea de eternidad es difícil de entender, porque todo lo que nos rodea es fugaz. Pero el amor y la bondad de Dios no se parecen a nada de lo que conocemos aquí en la tierra: no terminarán, son eternos. Ese es el amor de Dios por nosotros: un amor que no se agota, no se cansa y no depende de las circunstancias. Él está siempre presente, constante e infinitamente.

Aprovecha hoy para pensar en este amor que dura para siempre. Imagínate lo especial que es saber que hay alguien que nos ama sin límites. En un mundo donde tantas cosas parecen inciertas, podemos encontrar seguridad en este amor inmutable. Dios no se rinde contigo, y su amor es como un refugio donde puedes descansar, sin importar lo que suceda a tu alrededor.

Entonces, ¿qué tal si seguimos el ejemplo del salmista y damos gracias a Dios? La gratitud puede transformar nuestro corazón y nuestra visión de la vida. Al reconocer la bondad y el amor eterno de Dios, nuestros problemas parecen más pequeños y nuestra alma se llena de paz. Decir “gracias” a Dios por todo lo que él es y por su amor eterno, nos recuerda que incluso en tiempos difíciles, no estamos solos.

Entonces, ¡pruébalo! Toma un momento para expresar esa gratitud con sinceridad. Dios es bueno, es fiel y su amor por ti nunca terminará. Alaba a Dios por esto y deja que esta certeza llene tu corazón de alegría y esperanza. ¡Gloria a Dios!

Deléitate en el amor eterno de Dios: Versículos que muestran que Dios nos ama con amor eterno

Palabra de Ayer

Encuentra ánimo y fortalece tu fe

Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
(1 Timoteo 6:12)

La vida cristiana no es siempre fácil, pero en medio de la adversidad podemos encontrar valor y fortalecer nuestra fe. Recuerda que Dios está a tu lado, él es más grande que cualquier desafío.

Mantente firme en la Palabra, medita en las promesas divinas y busca la comunión con otros hermanos en la fe. Cultiva una relación personal con Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia. Busca momentos de adoración y alabanza, permitiendo que la presencia de Dios renueve tus fuerzas.

Confía en el amor del Señor y confía en que él tiene planes para ti, incluso cuando las cosas parecen difíciles. Recuerda que no estás solo en este viaje. Comparte tus luchas y alegrías con otros hermanos en Cristo. Oren unos por otros, ofrezcan apoyo y aliento.

Recuerda que en todas las cosas, Dios obra para el bien de aquellos que lo aman y son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28). ¡Mantente firme en la fe, confiando en Dios! Tu ánimo se renovará y tu fe se fortalecerá.

Fortalece aún más tu fe. Lee:

Palabra de Anteayer

Dios está atento a tu necesidad

No bien decía: «Mis pies resbalan»,
cuando ya tu gran amor, Señor, venía en mi ayuda.
19 Cuando en mí la angustia iba en aumento,
tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
(Salmo 94:18-19)

¡Qué gran alivio saber que Dios no nos abandona en medio de las dificultades! Estos preciosos versículos nos dejan claro que Dios se pone en acción en medio de nuestros problemas. Tan pronto clamamos a él, sea con nuestra voz o desde lo profundo del corazón, Dios comienza a actuar. Es su amor el que lo mueve, y en su inmenso amor, él siempre nos ayuda.

La tendencia humana en medio de las dificultades puede ser la de pensar que Dios se ha olvidado de nosotros. Pero no es así. Él no es Dios solamente cuando todo va bien: él es Dios en medio de todas las circunstancias y su amor por nosotros no tiene fin.

¿Sientes que se te acaban las fuerzas y que tu pie resbala? Cuéntaselo a Dios, pues él vendrá a socorrerte. ¿Se acumulan los pesares en tu corazón y aumenta tu angustia? Recibe el consuelo de Dios y permite que él llene tu alma de alegría. Sobre todo, busca el rostro de Dios y espera en él. Por más difícil que sea el camino, su amor te cubre, te sostiene y te alienta.

Refúgiate siempre en el Señor porque él te protege. Dios está siempre atento a tu necesidad y en el momento preciso, verás su obrar.

Pero el Señor es mi protector,
es mi Dios y la Roca en que me refugio.
(Salmo 94:22)